Las proyecciones de recaudación de impuestos para este año, presentan desafíos significativos según la Agencia Tributaria. La primera preocupación se centra en el IVA, ya que se anticipa que este tributo indirecto, crucial para las arcas públicas, cerrará el año prácticamente estancado o con un crecimiento mínimo cercano a cero, debido a la ralentización del consumo interno. Según el documento, se estima que el IVA alcance al 31 de diciembre de 2023 con un crecimiento inferior al 1% en comparación con 2022, acumulando más de 76.000 millones de euros.

Por otro lado, los impuestos especiales (alcohol, hidrocarburos, tabaco, etc.) experimentarán un aumento del 1,7% en conjunto con respecto a 2022, pero su contribución total a los ingresos tributarios es relativamente baja, sin llegar a los 20.000 millones de euros. En el ámbito de los impuestos directos, se observan señales de alerta en el Impuesto sobre Sociedades, ya que, aunque se prevé un aumento del 3,3%, se ha notado un freno en los beneficios de los grupos empresariales en los últimos meses.

La única fuente de impulso para la recaudación fiscal en términos agregados proviene del Impuesto sobre la Renta, que se espera que crezca un 6% al cierre de 2023, alcanzando más de 100.000 millones de euros. Este incremento se atribuye en gran medida a la falta de actualización de los tramos estatales del IRPF con la evolución de los precios, contribuyendo así al aumento de los ingresos. A pesar de la desaceleración económica, se espera que el IRPF continúe creciendo debido a la falta de ajustes inflacionarios en los tramos estatales del impuesto. Aunque se proyecta que la desaceleración económica y la moderación de los precios afectarán los rendimientos del trabajo, el nuevo Gobierno no parece estar preocupado, ya que ha establecido predicciones optimistas para el año 2024, confiando en un aumento del 9% en los ingresos tributarios. Esto respaldará un presupuesto histórico de 200.000 millones de euros, incluyendo el efecto de las ayudas europeas. El impacto de la desaceleración en el IVA y Sociedades se sentirá primero en el Estado, mientras que en las autonomías el efecto será más tardío, ya que deben esperar al reparto de las entregas a cuenta. 


(El Economista, 18-12-2023)



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